Consumir comida casera es más saludable, dele prioridad

En Colombia, como en otros países de la región, la comida procesada se compra ahora más que antes.

¿Quién por falta de tiempo o simplemente por el antojo no ha reemplazado en su menú diario los huevos o el jugo natural, que demandan cierto trabajo, por el práctico cereal y el zumo de caja. O una carne a la plancha por una tentadora hamburguesa?

Es algo en lo que caen los colombianos cada vez con mayor frecuencia, especialmente las nuevas generaciones. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en nuestro país la tendencia es evidente. De hecho, la venta de productos ultraprocesados aumentó un 22 por ciento entre el 2000 y el 2013.

Aunque todavía estamos lejos de países como Canadá y Estados Unidos, donde la gente compra más del 50 por ciento de sus comidas en forma ultraprocesada, en Colombia y Brasil esta tendencia está llegando al 30 por ciento.
Jean-Claude Moubarac, investigador del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad de Montreal, quien visitó el país para asistir el XI Congreso Colombiano de Obesidad, advierte que es un tema que no se puede descuidar porque “desafortunadamente en los países del norte la comida procesada ya detuvo su crecimiento, mientras en los del sur está en aumento”.

Iván Darío Escobar, presidente de la Fundación Colombiana de Obesidad, dice que comer casero se ha vuelto una bandera de esta entidad: “La gente debe saber que comer por fuera de la casa, en el mejor de los casos, significa unas 190 calorías de más. Comamos de lo nuestro, pero midamos el número de harinas y las cantidades”, aconseja.
Por su parte, Lucía Correa, presidenta de la Asociación Colombiana de Nutricionistas, coincide en que la salud agradece las preparaciones bajas en sal, sodio, grasas y azúcar, incluso lo ideal es llevar loncheras nutritivas a nuestro lugares de trabajo.
Las siguientes claves le permitirán hacer una mejor elección de sus alimentos:

Qué pasa con lo procesado

El consumo de productos ultraprocesados se ha relacionado con la obesidad y problemas cardiovasculares. Los alimentos producidos por la industria suelen tener altos contenidos de azúcar, sal, sodio, grasas, preservantes, aceites hidrogenados, saborizantes, colorantes, aditivos y, en algunos casos, calorías vacías, es decir, que no aportan valor nutricional. Tenga en cuenta que algunos de estos productos generan cierta adicción por los estímulos cerebrales que producen.

Aunque el consumo de esta comida puede comenzar como algo ocasional, se corre el riesgo de que desplace la casera, impactando los hábitos de alimentación.

En los países donde se cocina más, como Brasil, Colombia, Perú y Chile, hay perfiles nutricionales más saludables; sin embargo, el peligro es que el incremento de la compra de productos ultraprocesados, disminuye la adquisición
de comida para preparar.

Qué clasifica en la comida casera

La comida casera es aquella que requiere preparación, incluso a partir de alimentos poco o mínimamente procesados. Si está fuera de casa pregunte por la preparación de lo que come o verifique si en los restaurantes hay cocina; es algo muy diferente a lo de comida rápida, donde se calienta la carne de hamburguesa. En Francia solo reciben la denominación de restaurante los sitios donde se cocina.

Aproveche los fines de semana

Sáqueles provecho a esos momentos libres para disfrutar del placer de comer. Siéntese con tranquilidad, atención y ojalá disfrute de buena compañía.
No es lo mismo comer frente al televisor o en el escritorio, porque al estar distraído puede consumir más de lo que su cuerpo necesita, aumentando innecesariamente la ingesta de calorías.

Aunque el argumento para no cocinar es la falta de tiempo, por la importancia que tiene comer bien para la salud se deben revaluar las prioridades y, por ejemplo, quitarle un poco de tiempo al celular o a la tableta, y destinarlo a la alimentación.

El impacto de la publicidad

Infortunadamente es mucho más frecuente la publicidad de la comida procesada que en su estado natural. Por lo mismo, hacer mercado en una gran superficie con amplia oferta de procesados es tentador; en cambio, visite mercados de frutas, verduras y carnes, que lo pueden motivar a aumentar la ingesta de las mismas. Con los niños la situación es más difícil, porque no saben escoger lo que más les conviene. Se suelen dejar llevar por los premios o regalos que muchos productos poco sanos dan.
Moubarac destaca que en la provincia de Quebec, en Canadá, se prohibió el mercadeo con los niños en materia de alimentos.

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