El presidente advirtió que si las Farc rompen la tregua unilateral los diálogos de Cuba podrían terminar.

El proceso de paz de La Habana pasa por uno de los momentos más tensionantes de sus dos años y medio de ‘vida’. Aunque hay un acuerdo para desescalar el conflicto y se cambió la metodología de negociación, la crisis de los últimos dos meses no se ha superado y de eso dio una clara muestra el presidente Juan Manuel Santos.

“Si las Farc incumplen el cese al fuego será difícil mantener el proceso de paz”, declaró este martes el presidente dando una muestra de la fragilidad de los diálogos de Cuba que, ahora más que nunca, son presa de crítica de la oposición y desconfianza de la mayoría de los colombianos, según muestran las encuestas.

Y es que, precisamente, la tregua unilateral de la guerrilla fue la que permitió estabilizar el proceso tras una cruel escalada en el que el país volvió a niveles de violencia tan altos como los que había antes de las negociaciones e incluso puso en alerta a la comunidad internacional.

Del cese unilateral se derivó también la nueva suspensión de los bombardeos a campamentos guerrilleros.

Pero la advertencia de Santos no es más que una muestra de que los diálogos penden de un hilo y de que si se repite, por ejemplo, algo como la masacre del Cauca en la que murieron 11 militares cuando las Farc rompieron su primera tregua, estos podrían dar al traste.

“Las Farc declararon un cese el fuego unilateral, nosotros fuimos recíprocos y decidimos no bombardear campamentos donde están concentrados, pero esperamos que en adelante haya más gestos que recuperaren la confianza en la gente. Si se rompe el cese es difícil mantener el dialogo en el futuro”, fue la advertencia concreta del presidente, quien ya había dado un ultimátum de cuatro meses para determinar si continúa o no el proceso de Cuba.

El otro frente
Ese ultimátum y esta nueva advertencia, además, hacen parte de la nueva estrategia del Gobierno para, desde Colombia, propender por la aceleración de los diálogos de Cuba para que se firme el acuerdo final lo antes posible, al tiempo que se defiende el proceso de la crítica de la oposición y se busca que los colombianos recuperen la confianza en este.

En ese sentido, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, defendió desde La Habana las medidas para desescalar el conflicto y negó que se esté violando la Constitución Política para tal fin, como lo afirmaron, entre otros, el expresidente Álvaro Uribe y el procurador Alejandro Ordóñez.

“Hay que crear las condiciones en el terreno para su terminación. De eso se trata también el desescalamiento. Ahora bien, nos parece equivocada la tesis de que el desescalamiento viola la Constitución”, manifestó De La Calle, tras sostener que “el presidente, repito, es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Así como tiene la capacidad jurídica para utilizar la fuerza de manera legítima, la Constitución no le señala el tipo de armas que debe usar, donde usar unas u otras, ni la estrategia más conveniente”.

“No hay cese bilateral disfrazado. Esa apreciación es incorrecta”, agregó al afirmar, además, que “nunca he querido exagerar sobre las posibilidades de la paz. Pero esas posibilidades son reales. Queremos transmitir eso a los colombianos”.

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