Ya no se podrán construir edificios de gran altura en Bogotá
Como una de sus más firmes promesas de campaña, este lunes el alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, anuló el Decreto 562 de 2014 (modificado por el Decreto 575 de 2015), con el que se permite la construcción de edificios de gran altura en la ciudad. Por tanto, a partir de la fecha, ya no se podrán construir edificios muy altos en zonas determinadas de la ciudad.
Es así que entra en vigencia el Decreto 079 de 2016, por medio del cual se derogan ambos decretos previos, petición que le hicieron al mandatario distrital habitantes de determinados puntos de la ciudad, y fuerzas políticas, incluso de su bancada de gobierno en el Concejo de Bogotá.
El concejal Andrés Forero, del Centro Democrático, le pidió a Peñalosa abolir el Decreto 562, y su modificatorio, atendiendo la solicitud de residentes de barrios como La Alhambra, Santa Isabel, Molinos, Santa Bárbara y Santa Ana, zonas ubicadas en distintos puntos de la ciudad. Los habitantes de dichos barrios, han expresado su descontento con la construcción de grandes edificios, argumentando que afectaría su calidad de vida.
“Este Decreto permitía que se hicieran edificios de este tipo en zonas de la ciudad donde no había ni los tubos suficientes, ni las vías suficientes, ni los espacios verdes suficientes. En una calle de barrio cualquiera permitía que se construyeran edificios de hasta 20 pisos, lo que termina deteriorando la calidad de vida de la gente”, indicó Peñalosa luego de la firma del Decreto.
El nuevo decreto establece que las cubiertas de los edificios que se construyan a partir de la fecha, deberán ser para uso común de todo el edificio, y no exclusivamente para los dueños del último piso. Asimismo, los primeros pisos no podrán ubicar parqueaderos, sino que los constructores tendrán que hacer espacios habitables o de comercio. Con estas medidas, el Distrito busca aumentar la cantidad de espacio público en Bogotá.
La norma que fue abolida buscaba estimular la construcción en altura en el centro ampliado, entre la calle 127 y la avenida Primero de Mayo y desde la avenida Circunvalar hasta la Boyacá. A la luz del decreto, por ejemplo, avanzaba un proyecto de 15 pisos en el barrio Antiguo Country (norte de la ciudad), donde antes sólo se permitían máximo ocho.
Según el Distrito, quienes pidían licencias para edificios demasiado altos deben tener un gran terreno (en el mismo lugar de la obra) para cederlo como espacio público y compensar a la ciudad. Los de menor altura podían compensar a la ciudad con dinero, pagando las cargas para que el Distrito adelantara las obras de infraestructura donde considerara necesario.
Hasta septiembre de 2015, según la Secretaría de Planeación, cobijados por este decreto se habían aprobado 565 construcciones. Curiosamente, de ellas, 369 son para obras de tres pisos (65%), 159 para edificios de hasta siete (28%) y 17 para proyectos de más de 12 pisos. Como dato particular, sólo se ha expedido un permiso para un edificio de 26 pisos.
Aunque la Secretaría de Planeación hizo todo lo posible por vender su idea de una ciudad que se densificara y no se expandiera más, a muchos urbanistas como Camacol y Enrique Peñalosa, no les sonaba la idea.Antes de posesionarse el alcalde Enrique Peñalosa prometió derrogar el polémico decreto.
Cuando Peñalosa salió elegido, El Espectador le preguntó a Andrés Ortiz, su secretario de Planeación, cómo se tumbaría la norma. El funcionario especificó que se tendrían en cuenta dos condiciones: que el proceso debía ser jurídicamente correcto y que no creara vacíos normativos.“Debemos tener cuidado para eliminar el decreto de la forma correcta y respetando los derechos adquiridos. Eso quiere decir que las licencias que se hayan obtenido por medio del decreto de manera legal, se mantendrán”, explicó.
Para Ortiz, el problema con el Decreto 562 es que, aunque permitía la densificación (tema con el que Peñalosa también se ha declarado a favor), le falta el documento técnico de soporte para especificar dónde se puede construir más edificios, dónde no y focalizarse más en los lugares donde se puede. Porque “de nada nos sirve densificar sin hacer ciudad”. Peñalosa enfatizó en varias ocasiones que el decreto de alturas se quedaba corto en temas como la especificación de espacio público, la forma como se supliría la nueva demanda de transporte e infraestructuras dotacionales que surgiría cuando más gente ocupara menos espacio.
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