Los caminos que le quedan a Colombia frente a la crisis con Venezuela

Como lo anunció en la noche del lunes la canciller María Ángela Holguín, Colombia examina llevar su molestia con Venezuela tras el cierre de la frontera y la expulsión de ciudadanos a consideración de Naciones Unidas.

“Le he pedido a nuestra embajadora en Naciones Unidas que hable con la Oficina del Secretario General y que miremos este tema”, dijo la canciller Holguín pocos minutos después de conocer la negativa del Consejo Permanente de la OEA de convocar la reunión de cancilleres del hemisferio para discutir el problema.

Insatisfecha con la decisión de la OEA, la canciller colombiana dijo que esto “no puede quedarse simplemente con una negativa de una reunión de cancilleres” y por eso advirtió que se debe “insistir” ahora en la ONU.

Aunque la ONU es un foro global, no se descarta que pueda asumir algún papel para tratar de evitar que la crisis entre los dos países se agrave.

De hecho el máximo vocero de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, le había dicho a EL TIEMPO que esa organización no había recibido todavía una solicitud para ayudar en la búsqueda de soluciones a la crisis. Pero, tras el anuncio de la Canciller, ese camino podría tomar fuerza.

A Colombia le queda también la posibilidad de que un tercer país logre algún tipo de mediación entre las partes. Por ahora Panamá es el que más se ha mostrado dispuesto a desempeñar ese papel, al punto que se abstuvo de votar en el Consejo Permanente de la OEA en favor de cualquiera a la hora de convocar a los cancilleres, para reservarse esa posibilidad.

Colombia, que lamentó la decisión de Panamá de no apoyar su solicitud de convocar a los cancilleres, no se ha expresado todavía sobre la posibilidad de aceptar cualquier mediación.

Pero, en todo caso, la mediación es un recurso que queda para evitar que la crisis entre los dos países escale.

Algunas voces como la de la ONU en Colombia ha dicho que lo más conveniente sería retomar el diálogo bilateral, el cual Colombia desestimó luego de comprobar la poca voluntad de Venezuela de cumplir los compromisos.

El diálogo bilateral perdió peso luego de que Venezuela incumpliera los acuerdos logrados en la reunión de cancilleres de las dos naciones María Ángela Holguín y Delcy Rodríguez, el miércoles de la semana pasada en Cartagena.

Ese día la canciller venezolana aceptó que deportados colombianos retornaran a territorio de ese país, en compañía de algunas autoridades, a recuperar los enseres que tuvieron que abandonar cuando fueron expulsados, ofrecimiento que se incumplió.

Las dos cancilleres también acordaron construir de manera conjunta un protocolo para las nuevas deportaciones, lo cual tampoco se realizó.

Pero, además, al día siguiente, en vez de reabrir la frontera como se lo pidió Colombia, en las poblaciones de Ureña y San Antonio, el presidente Maduro la cerró en otros cuatro puntos.

Y, como tercera vía, queda el escenario de Unasur, un foro donde el gobierno de Nicolás Maduro puede tener mejores resultados que en la OEA.

De los doce miembros que conforman este organismo suramericano, Colombia contaría apenas con cuatro aliados muy seguros: Perú, Chile, Uruguay y Paraguay. Con los demás no hay certeza.

De hecho la canciller Holguín dijo luego de la votación en la OEA que se va a “evaluar si se justifica y si vale la pena ir a Unasur, porque nosotros lo que queremos es que el continente conozca que desafortunadamente Venezuela tomó la decisión de sacar a los colombianos de una manera completamente indigna”.

El gobierno de Maduro, en cambio, pretende que Unasur designe una “comisión de la verdad” que vaya a su país y constante la presencia de paramilitares colombianos, el contrabando hacia Colombia y la conspiración contra la economía de su país que se hace desde Colombia.

Por ahora, según la canciller Holguín, Colombia se concentrará en atender la crisis humanitaria en la frontera, sin saber la dimensión que pueda tomar la llegada de colombianos obligados a dejar el territorio venezolano en las peores condiciones.

eltiempo.com