Ferrocarril interoceánico puede acabar con el pulmón del mundo, la Amazonía

Pueblos indígenas de la Amazonía y la organización no gubernamental Survival han alertado sobre el riesgo de destrucción que supondría para su población la construcción de una línea de ferrocarril que atraviese la selva amazónica desde Brasil hasta Perú uniendo el océano Atlántico y el Pacífico.

Survival, organización para la defensa de los pueblos indígenas y tribales, ha informado en un comunicado del peligro que representa para la Amazonía el proyecto que contempla unir los dos países sudamericanos desde Río de Janeiro, en Brasil, hasta el Puerto Ilo, en Perú.

China, el mayor beneficiario del proyecto, proporcionaría la financiación, capacitación y construcción de la línea ferroviaria que permitiría el ahorro de miles de kilómetros y dólares a los barcos de las empresas que transportar mercancías principalmente con destino a los mercados asiáticos y que actualmente deben dar la vuelta por Tierra del Fuego (sur de Argentina).

Uno de los productos que se vería beneficiado por el megaproyecto amazónico sería la soja (modificada genéticamente), que se cultiva sobre todo en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y que se exporta principalmente a países asiáticos.

Pues bien, ese consumo de millones de personas en Asia, que tan bien puede venir a unos, puede que esté poniendo en peligro una de las mayores reservas de la naturaleza en el mundo: la Amazonía.

El proyecto ferroviario lleva años en la mesa de los despachos oficiales de funcionarios peruanos y brasileños y se reactivó con el viaje del presidente chino, Xi Jinping, a varios países de América Latina en julio de 2014, durante el cual se firmó un preacuerdo entre los ministerios de Transportes de Perú y Brasil y la Comisión de Desarrollo de China.

Inicialmente el trazado de la línea de ferrocarril amazónica tendría una extensión de unos 5.300 kilómetros, y varias empresas chinas, entre ellas China International Water and Electric Corporation (CWE), han manifestado su interés en participar en ella.

En un primer momento, Bolivia no constaba en el proyecto. Sin embargo, su participación supondría el ahorro de unos cuantos kilómetros de trazado y de combustible al atravesar los departamentos del norte del país.

Éste precisamente ha sido uno de los temas tratados por los presidentes boliviano, Evo Morales, y peruano, Ollanta Humala, junto a sus cancilleres David Choquehuanca y Ana María Sánchez, ayer martes en el I Gabinete Binacional reunido en Puno (Perú).

Durante la reunión, los mandatarios analizaron la viabilidad de la construcción de la línea ferroviaria. Morales anunció al término de la misma, que la “vía bioceánica de San Lorenzo”, pasaría por los departamentos bolivianos de Tambo y Beni hasta llegar a Brasil.

Aunque no se ha informado de cifras, Morales sostuvo que este megaproyecto beneficiaría también a Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina en el comercio de sus mercancías.

Sin embargo, Bolivia sería uno de los países más beneficiados al tener en su suelo grandes reservas de minerales como el hierro, litio, magnesio cuyo mayor mercado es China, que le proporciona tecnología y capacitación.

Por su parte, Humala anunció que su país estudiará el traslado de gas de la reserva de Camisea a la costa sur de Perú para la creación de un “polo petroquímico”, proyecto que dijo estaría dispuesto a “compartir con el pueblo boliviano”.

Según Survival, esta vía de ferrocarril atravesaría territorios de pueblos indígenas y destrozaría la enorme biodiversidad de la Amazonía.

La puesta en marcha de la misma “causaría estragos en las tierras y vidas” de sus habitantes, debido a que “exponer su territorio conllevará la tala indiscriminada de árboles, la explotación industrial y minera y la invasión de colonos”.

Ante el temor de la devastación que supondría la entrada de maquinaria en esta zona ya muy maltratada del planeta, Survival exhorta a Perú y Brasil al cumplimiento de la normativa de organismos nacionales e internacionales que observan la necesaria consulta con los pueblos indígenas, y ante la imposibilidad de contacto con los pueblos aislados, piden el respeto de su territorio para evitar la devastación de su espacio vital.

EFE