Este es el Padillasaurus, el primer dinosaurio colombiano

Sus vértebras fueron halladas en cercanías de Villa de Leyva. Se trata de una nueva especie.

Se estima que medía cerca de 16 metros y pesaba unos 10.000 kilogramos. Su altura, su cuello largo y elevado, y sus patas delanteras, más largas que las posteriores, lo ubican en la familia de los braquiosáuridos, un grupo de saurópodos (dinosaurios enormes, de patas gruesas y cabeza pequeña) que surgió hace 160 millones de años.

Esta nueva especie de dinosaurio, la primera hallada en Colombia, se alimentaba de plantas y vegetales. Fue bautizada Padillasaurus leivaensis en honor al biólogo molecular Carlos Bernardo Padilla Bernal, fundador del Centro de Investigaciones Paleontológicas de Villa de Leyva (CIP) y promotor de la preservación e investigación del registro fósil en Colombia.

Diez vértebras de este gigante fueron encontradas hace algunos años por un poblador en cercanías de Villa de Leyva (Boyacá), zona que millones de años atrás fue una bahía y que hoy guarda fósiles de reptiles marinos. Lo que no se conocía era rastros de un dinosaurio terrestre.

“El Padillasaurus tuvo que morir en cercanías de una playa o río y luego fue arrastrado hacia el mar”, dice José Luis Carballido, paleontólogo del Museo Egidio Feruglio (MEF) en Argentina, uno de los autores de la investigación que permitió clasificar a esta nueva especie y que fue publicada en el Journal of Vertebrate Paleontology.

Hace cuatro años –cuenta Carballido– el MEF entró en contacto con el Centro de Investigaciones Paleontológicas (CIP) en Villa de Leyva y se inició un trabajo conjunto en el que colombianos se han venido capacitando en Argentina en áreas como la preparación de fósiles.

Mary Luz Parra, coautora del estudio y miembro del CIP, hizo parte de ese intercambio. “La investigación de las vértebras del Padillasaurus empezó en el 2007. Fui a Argentina a capacitarme en la preparación de fósiles y me di cuenta de que tenían un grupo de vértebras similares a unas que había visto en Colombia”, dice.

El Padillasaurus medía cerca de 16 metros y pesaba unos 10.000 kilogramos. Archivo particular.

Su inquietud la llevó a plantearle al doctor Padilla buscar asesoría para indagar el origen de esas piezas. En el 2013, Padilla se reunió en Argentina con el paleontólogo Carballido, quien ya había escuchado de las vértebras que tenían en Villa de Leyva y coincidieron en alistarlas para iniciar una investigación. Ese mismo año murió Padilla.

El trabajo que siguió fue pedir el material al Museo El Fósil, donde las vértebras estaban exhibidas. “Empezaron las gestiones y la gente del museo les prestó de a poco el material. Es curioso, pero parte de este era la decoración de una pared”, dice Carballido.

No había mucha expectativa –reconoce el argentino– porque las vértebras estaban cubiertas de roca y no se tenía pista alguna de lo que podía ser. Parra y el equipo del CIP empezaron a preparar el material. Utilizaron martillos y químicos que en concentraciones bajas actúan sobre la roca y no afectan el fósil.

“Cuando viajé a Colombia, el material estaba preparado y había quedado perfecto. Lo primero que definimos fue qué vértebras eran: hacían parte de la cola, eran las dos últimas sacras y las dos primera caudales, todas articuladas. Noté entonces que se trataba de un grupo de saurópodos titanosauriformes”, dijo Carballido.

El aspecto de la cola les indicó que se trataba de un braquiosáurido. “Algunas de estas características no las tienen otras especies de saurópodos. La forma, la cantidad y la ubicación de algunas depresiones en los huesos nos dieron las claves para catalogar a Padillasaurus leivaensis como nueva especie”, señaló el investigador principal.

La cantidad y la ubicación de algunas depresiones en los huesos dieron las claves para catalogar al Padillasaurus como nueva especie.

La edad, dato clave

Conocer la antigüedad del material fue uno de los problemas para el grupo de investigadores. “La evolución de los saurópodos es distinta en todas las épocas, por lo que no resolver esto habría sido problema insalvable”, explicó Carballido.

En dicha labor participaron la paleontóloga y profesora de la Universidad Nacional de Colombia María Páramo y Fernando Etayo Serna, del Servicio Geológico Colombiano.

“En los huesos encontramos 12 especies de amonitas, que solo vivieron juntas en un momento muy preciso del cretácico. Eso les permitió definir que tiene entre 130 y 134 millones de años”, añade el paleontólogo argentino.

Páramo precisa que las amonitas son invertebrados que permiten definir la edad porque han evolucionado a través del tiempo y no se han repetido sus formas, lo que las hace fósiles guía casi únicas.

“Se creía que los braquiosáuridos se habían extinguido al final del jurásico (145 millones de años). En el cretácico (hace 140 millones de años) no había registros en América del Sur ni en Europa; solo en América del Norte. Con el hallazgo del Padillasaurus podemos asegurar que este grupo de saurópodos sobrevivió al menos hasta hace 130 millones de años”, señala Carballido.

El paleontólogo argentino insiste en que los resultados de esta investigación abren la puerta para iniciar estudios en Colombia en la búsqueda de vertebrados continentales y no descarta la posibilidad de hallar otros animales.

Y el alcance va más allá. “La gente que lee y se entera de estas noticias se queda con la información en la cabeza y en el momento en que camine por el campo va a ser muy útil su curiosidad para denunciar el hallazgo de huesos. En la Patagonia (Argentina) gran parte de los hallazgos nuevos son producto de denuncias de los dueños de los campos”, dice.

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