En Colombia están presentes 4 de los grandes 8 riesgos mundiales

Los riesgos globales sobre los que el Foro Económico Mundial (FEM) ha venido alertando durante la última década están empezando a manifestarse de formas nuevas y en ocasiones inesperadas, afectando de manera evidente a las personas, instituciones y a las economías de todo el mundo.

Así lo muestra el Informe Global de Riesgos 2016, dado a conocer por el FEM, según el cual este año hubo un punto de quiebre, aumentando la percepción sobre las riesgos relacionados con el medioambiente y los efectos del cambio climático en el desempeño económico de países y empresas.

El documento, producto de una encuesta realizada a 730 expertos de las comunidades de interés de la entidad, señala que hay ocho grandes riesgos mundiales, clasificados según su impacto y la probabilidad de ocurrencia, de los cuales cuatro están presentes en Colombia.

Según el sondeo, por nivel de probabilidad la lista la encabezan las migraciones involuntarias a gran escala, seguidas por los eventos climáticos extremos, la falta de mitigación y adaptación al cambio climático, los conflictos interestatales con consecuencias regionales y las grandes catástrofes naturales.

Mientras Colombia vive los rigores del fenómeno del Niño, a nivel de impacto el mayor riesgo es la falta de mitigación y adaptación al cambio climático, variable que el año pasado ocupó el quinto lugar.

Le siguen las armas de destrucción masiva, las crisis de agua y la crisis severa en los precios de la energía. El documento señala, además, que los asuntos climáticos pueden tener serias repercusiones en el suministro de alimentos y hasta generar conflictos entre países.
Sobre los riesgos que tienen incidencia en Colombia, el informe hizo las siguientes consideraciones.

Duros efectos del cambio climático

El informe señala que este es el riesgo de mayor impacto y el tercero en probabilidad de ocurrencia, toda vez que amenaza seriamente la seguridad alimentaria debido a que el aumento en las temperaturas y el cambio en los patrones de lluvias ralentizarán los aumentos del rendimiento, contribuyendo al encarecimiento de los alimentos y volviendo más volátiles los mercados. Además, se interrumpirán cada vez más los sistemas alimentarios, incrementando los riesgos de emergencias humanitarias, de inestabilidad nacional o regional y de migración masiva.

Crisis de agua

Quedó ubicado como el tercer riesgo en impacto y según el mapa de interconexión, los riesgos del cambio climático y el agua están estrechamente vinculados con las preocupaciones de seguridad alimentaria.

Se calcula que alrededor del 70 por ciento de las extracciones de agua dulce del mundo se utilizan para la agricultura, aumentando a más del 90 por ciento en la mayoría de los países menos desarrollados del mundo.
El informe advierte que muchos de los países desarrollados no están listos para abordar de manera proactiva las vulnerabilidades de agua, sino que solo reaccionan después de los eventos climáticos extremos. Entre tanto, en las naciones en desarrollo el asunto es más complejo, pues los desafíos políticos inherentes a los proyectos de infraestructura de agua y conservación se ven agravados por mayores desafíos de financiamiento.

Fenómenos meteorológicos extremos

Al ser el segundo riesgo en probabilidad de ocurrencia, el documento del Foro Económico Mundial señala que cada vez más el mundo verá altas temperaturas, sequías, tormentas e inundaciones, con un efecto directo en la seguridad alimentaria y en la seguridad internacional.

Lo anterior porque al secarse las fuentes de agua de las cosechas y al fallar la pesca, entre otros, la gente puede perder sus medios de subsistencia, en medio de tensiones latentes entre grupos sociales propensos a generar violencia en las comunidades.

Agrega que los actores armados no estatales, incluyendo las insurgencias y grupos terroristas, serán capaces de aprovechar esta nueva fuente de inseguridad como razón adicional para su discurso y para reclutar más miembros.
Incluso, la falta de agua y alimentos podría elevar las tensiones entre los Estados y el comercio puede ser interrumpido por el acaparamiento de los productos básicos, mientras las poblaciones locales pueden cuestionar el control extranjero sobre las tierras de cultivo, y se generarían conflictos sobre los derechos para extraer agua de los ríos y acuíferos que cruzan fronteras.

El golpe de la crisis energética

Con los precios del petróleo que hoy se observan, el riesgo de crisis de los precios de la energía para la economía mundial ocupa el primer lugar en 29 de las 140 economías representadas en la Encuesta de Opinión Ejecutiva del 2015 y aparece en los cinco principales riesgos en 93 de estas.

Estos choques de precios tienen que ver con los aumentos o disminuciones bruscas en el precio de la energía, ya sea en forma de electricidad, petróleo, gas natural o combustibles líquidos derivados de estas fuentes.

Los efectos de esta situación están encadenados, pues el grado en que la inversión caerá en respuesta a los bajos precios lleva a un aumento potencial en la tasa de desempleo de los países exportadores de petróleo.

Además, los productores de petróleo y gas han cortado en más de 200.000 millones de dólares los gastos de capital en nuevos proyectos, aplazando proyectos con reservas de unos 20.000 millones de barriles de petróleo equivalente (crudo y gas), es decir, unas 8,6 veces las reservas de Colombia.

Incluso, el Fondo Monetario Internacional espera que más de 10 millones de personas estén buscando trabajo para el año 2020 en los países exportadores de petróleo, lo que será un reto para la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo.

Desempleo, preocupación constante

Aunque no figuró en el grupo de los primeros cinco riesgos por impacto y probabilidad a nivel mundial, el desempleo o el subempleo se percibe como el riesgo global de la mayor preocupación para hacer negocios en 41 países y es uno de los cinco principales riesgos globales en 92 países.
Esta variable, en la que Colombia tiene uno de los indicadores más altos de América Latina pese a que ha venido bajando, afecta los negocios de múltiples maneras, desde el freno al crecimiento económico hasta la amenaza sobre la estabilidad social.

Según el informe, mientras las empresas tienen dificultades para contratar a trabajadores con las capacidades que necesitan, el crecimiento del empleo previsto se concentra en ocupaciones para las que los trabajadores de hoy están suficientemente preparados, pero el desempleo estructural se ha incrementado en todas las principales economías desde la crisis del 2007.

Agrega que los despidos afectan de manera desproporcionada a los empleos de media experiencia, mientras la mayor creación de empleo se ha dado en empleos de salario bajo, en los temporales y a término fijo.
Asimismo, se estima que para el año 2020 casi la mitad de todas las ocupaciones actuales podría verse afectada por los avances en la robótica y aprendizaje automático.

América Latina teme por la institucionalidad

Según el reporte anual de riesgos del Foro Económico Mundial, el fracaso de los gobiernos es una preocupación importante en América Latina y el Caribe, sobre todo en América del Sur, donde la corrupción y la desconfianza en el funcionamiento de las instituciones están agravando cada vez más las dificultades de la gestión de una empresa.
Agrega que la región depende fuertemente de las exportaciones de productos que han disminuido su precio, tales como petróleo, gas, cobre y hierro, lo que explica la importancia del riesgo de una crisis de los precios de la energía entre los principales problemas de la región.

Igualmente, las débiles perspectivas de crecimiento y los bajos niveles de inversión están detrás de las preocupaciones acerca de la insuficiencia de infraestructura crítica, por lo que el aumento de la inversión en este frente estimularía la economía y fortalecería la capacidad de resistencia a los riesgos globales.
Y señala que los bajos precios de los productos básicos refuerzan los desafíos que hay, como la elevada deuda pública y el bajo crecimiento económico, así como el aumento del riesgo asociado de crisis fiscales.

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