¿Por qué todos hablan del “síndrome del impostor”? Cómo detectarlo y enfrentarlo

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¿Por qué todos hablan del “síndrome del impostor”? Cómo detectarlo y enfrentarlo

En los últimos años, una expresión ha cobrado fuerza en medios, redes sociales y espacios laborales: “síndrome del impostor”. Aunque muchos lo han sentido, pocos saben que es un fenómeno psicológico real, estudiado desde hace más de cuatro décadas y que afecta a personas de todas las edades, profesiones y niveles de éxito.

Más allá de una moda pasajera o un término popular, se trata de una experiencia emocional profunda que puede limitar el desarrollo personal y profesional si no se reconoce y se enfrenta a tiempo.

¿Qué es exactamente el síndrome del impostor?

El término fue acuñado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes investigaron a mujeres exitosas que, a pesar de sus logros evidentes, sentían que no eran lo suficientemente competentes y temían ser “descubiertas como un fraude”.

Hoy se sabe que no es exclusivo de las mujeres ni de ciertas profesiones. El síndrome del impostor puede aparecer en estudiantes, trabajadores, emprendedores, artistas, científicos, líderes y cualquier persona que experimente una desconexión entre sus logros reales y la percepción que tiene de sí misma.

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¿Cómo se manifiesta? Señales comunes

Quien lo experimenta suele pensar que su éxito no es merecido, sino resultado de la suerte, el azar o el error de otros. Algunos de los síntomas más frecuentes son:

  • Dudar constantemente de la propia capacidad, incluso ante evidencias de éxito.
  • Atribuir los logros a factores externos, nunca al talento o esfuerzo personal.
  • Temor persistente a ser “descubierto” como un fraude.
  • Compararse constantemente con los demás.
  • Miedo excesivo a equivocarse o a no cumplir expectativas.

Estos pensamientos pueden afectar la autoestima, generar ansiedad, bloquear el crecimiento profesional y deteriorar la salud mental.

¿Quiénes lo experimentan con más frecuencia?

Aunque puede afectar a cualquier persona, estudios internacionales —como los publicados en Journal of Behavioral Science— han encontrado una alta incidencia en:

  • Personas que se enfrentan a nuevos retos (primer empleo, ascensos, cambios de carrera).
  • Profesionales altamente exigentes consigo mismos (perfeccionistas).
  • Minorías o grupos históricamente subrepresentados que sienten mayor presión por “demostrar” su valor.
  • Individuos que crecieron en entornos muy competitivos o con expectativas extremadamente altas.

¿Por qué se ha vuelto tan común hablar de esto?

La visibilización de la salud mental y el auge de testimonios en redes sociales han permitido que muchas personas reconozcan públicamente lo que antes se ocultaba por vergüenza. Figuras públicas de distintas áreas —desde la actriz Emma Watson hasta el empresario Howard Schultz (ex-CEO de Starbucks)— han hablado abiertamente de sus propias experiencias con el síndrome del impostor, normalizando una realidad compartida por millones.

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Cómo enfrentarlo: estrategias respaldadas por expertos

  1. Reconoce que no estás solo
    Estudios muestran que más del 70% de las personas lo han sentido al menos una vez en su vida. No es debilidad, es humano.
  2. Identifica y cuestiona tus pensamientos automáticos
    Cuando surjan frases como “no soy suficiente” o “fue suerte”, pregúntate: ¿Qué evidencia real tengo de eso? ¿Es un hecho o solo una percepción?
  3. Habla sobre lo que sientes
    Compartirlo con personas de confianza o con un profesional puede ayudarte a salir del aislamiento y obtener una perspectiva más objetiva.
  4. Acepta el error como parte del aprendizaje
    No necesitas ser perfecto para ser valioso. Los errores no invalidan tus logros.
  5. Reconoce tus logros y celebra tus avances
    Lleva un registro, por escrito, de metas alcanzadas y momentos difíciles superados. Es una herramienta útil contra la autocrítica injusta.
  6. Busca apoyo profesional si lo necesitas
    Psicólogos y terapeutas especializados en autoestima y ansiedad pueden ayudarte a cambiar patrones de pensamiento que sostienen este síndrome.

Conclusión: no eres un fraude, eres humano

El síndrome del impostor no significa que no vales; significa que estás creciendo, aprendiendo y que, como todos, enfrentas tus propias inseguridades. Lo importante no es eliminarlo por completo, sino aprender a reconocerlo, hablarlo y vivir con él sin que te paralice.

Como dijo la escritora y conferencista Brené Brown:

“La verdad es que la mayoría de la gente no está tan segura de sí misma como aparenta. Y eso también está bien.”