Educación financiera para jóvenes universitarios: ¿Por qué es tan importante?
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Educación financiera para jóvenes universitarios: ¿Por qué es tan importante?
Durante los primeros semestres universitarios, muchos jóvenes enfrentan por primera vez la administración de su propio dinero. Ya sea porque viven lejos de casa, reciben una mesada, trabajan medio tiempo o manejan becas y créditos, la mayoría se ve inmersa en decisiones financieras sin haber sido preparada para ello. El resultado: endeudamiento temprano, desorden económico y ansiedad constante por el dinero.
La falta de educación financiera es una realidad en Colombia y América Latina. Según el informe Measuring Financial Literacy de la OCDE, solo el 38% de los jóvenes colombianos tiene un nivel básico de conocimientos financieros, y muchos no comprenden conceptos esenciales como ahorro, interés compuesto o presupuesto.
¿Por qué es crucial la educación financiera en la universidad?
La universidad es una etapa de transición, descubrimiento y autonomía. Pero también es el momento donde muchos toman decisiones financieras que pueden marcar su futuro: créditos estudiantiles, tarjetas de crédito, emprendimientos, gastos hormiga, suscripciones digitales o incluso deudas informales.
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Sin conocimientos adecuados, es fácil caer en trampas como:
- Gastar más de lo que se gana.
- Adquirir deudas sin entender los intereses.
- No prever gastos futuros (matrícula, transporte, materiales).
- Depender de préstamos constantes.
- No desarrollar hábitos de ahorro ni planificación.
La educación financiera no solo ayuda a evitar estos errores, también permite construir una base sólida para una vida económica más estable y saludable.
Herramientas para gestionar las finanzas personales
Existen métodos y recursos prácticos que cualquier estudiante puede comenzar a aplicar desde hoy:
1. Presupuesto mensual
Elabora un presupuesto sencillo: ingresos (mesada, trabajos, becas) vs. gastos (alimentación, transporte, entretenimiento, útiles, etc.).
Herramientas: Excel, Google Sheets, o apps como Fintonic, Mobills, Presupuesto Diario, o la app colombiana Nequi.
2. Regla 50/30/20
Es una guía simple para organizar tus ingresos:
- 50% para necesidades (alimentación, transporte).
- 30% para deseos (salidas, entretenimiento).
- 20% para ahorro o pago de deudas.
Aunque no siempre se puede aplicar al pie de la letra, sirve como orientación.
3. Evita el sobreendeudamiento
Muchos jóvenes acceden a tarjetas de crédito sin comprender su funcionamiento. Según la Superintendencia Financiera de Colombia, los jóvenes entre 18 y 25 años son los más propensos a acumular deudas por desconocimiento de los intereses o por pagar solo el mínimo.
Regla de oro: si no puedes pagarlo al final del mes, no lo compres con crédito.
4. Ahorra, aunque sea poco
Ahorrar no es solo guardar dinero: es construir disciplina. Puedes empezar con lo mínimo. Plataformas como Daviplata y Nequi permiten crear “bolsillos” o metas de ahorro personalizadas. Lo importante es hacerlo de forma constante.
5. Educarse: hay recursos gratuitos
Existen cursos gratuitos de educación financiera ofrecidos por instituciones confiables:
- BanrepEduca (del Banco de la República).
- Finanzas para el cambio (Superfinanciera y MinEducación).
- Plataforma Aprende del SENA.
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La trampa del “más adelante lo manejo”
Una creencia común entre jóvenes es que “la educación financiera es para adultos con salarios estables”. Nada más lejos de la realidad. El mejor momento para adquirir hábitos financieros saludables es ahora, cuando las decisiones aún no tienen consecuencias graves y hay margen de aprendizaje.
El economista colombiano Carlos Chacón, experto en finanzas personales, lo resume así:
“El problema no es ganar poco, es no saber manejar lo que se gana. El hábito vale más que el monto.”
Conclusión: aprender a manejar el dinero es tan importante como cualquier materia universitaria
La educación financiera no se trata solo de números, sino de decisiones cotidianas, bienestar emocional y proyección de vida. En un país donde el crédito fácil y el consumo rápido son una constante, saber administrar el dinero es un acto de independencia, autocuidado y responsabilidad.
No necesitas ser un experto. Solo necesitas comenzar. Porque como dice un viejo principio financiero:
“No es cuánto ganas, sino cómo lo usas, lo que marca la diferencia.”