Humanos podrían ser “los nuevos dinosaurios”, alertan indígenas argentinos

Esa fue la expresión usada por los mocovíes, un pueblo originario de Argentina con 7.000 años de historia, respecto a los efectos de la actividad humana en el medio ambiente.

Si no se detienen los efectos del cambio climático, los humanos podrían convertirse en “los nuevos dinosaurios”, advierten los mocovíes, un pueblo originario de Argentina con 7.000 años de historia que pide que se reconozca el aporte de los indígenas a “la base alimentaria mundial”.

El cacique mocoví Jose María Iñet denuncia, en una entrevista con Efe, que la sociedad global está tomando la tierra “como un recurso”, un hecho “dramático” que puede llevar a que los seres humanos acaben convirtiéndose en los “nuevos dinosaurios”.

Iñet, que se encuentra en Buenos Aires para participar en el Mes Europeo del Clima, afirma que lo que distingue a su comunidad, situada en la céntrica provincia de Santa Fe y el sur de Chaco (norte), es su estrecha relación con la tierra, percibida como “una madre” que tienen que cuidar porque “es mucho más grande que nosotros como para apropiarnos” de ella.

Además, considera que el cambio climático ha afectado a los modos de vida de pueblos indígenas como el suyo, situado en una zona principalmente agrícola, al transformar y acelerar las formas de producción de alimentos, un proceso “brusco” al que todavía les cuesta adaptarse.

“Quiero hablar más de responsabilidades que de culpables”, apunta antes de añadir que la mayoría de los ciudadanos no sabe discernir “la importancia de lo local” y del “manejo tradicional” ni se percatan de que “las tecnologías han sido mal aplicadas por mucho tiempo”.

El cacique mocoví pide que se consulte, se entienda y se reconozca el “aporte histórico” que han hecho los indígenas, especialmente de Argentina, a la base alimentaria mundial, ya que el 65 % de la misma se basa en los conocimientos tradicionales de pueblos como el suyo.

Advierte de que “se están cometiendo demasiados errores” en el manejo de la tierra y defiende todo lo que los indígenas pueden aportar por su “supervivencia” durante tantos siglos en el mismo lugar.

“Los métodos son cada vez más agresivos, la velocidad es cada vez más grande y se está tocando el corazón de la madre tierra”, asevera Iñet, quien piensa que “la gente tiene una mirada muy lineal y poco circular de lo que ocurre” y hay “demasiada insensibilidad” con el entorno.

Aun así, confía en que hay muchas posibilidades de cambio y, de hecho, cree que ya hay indicios de concienciación en el manejo de los recursos, sobre todo en el campo, y de diálogo con los indígenas en provincias como Santa Fe.

Aunque insiste en que en otras regiones argentinas todavía se los ve “como un mero integrante del paisaje y no como alguien con sabiduría” que puede ayudar a la sociedad urbana a “fortalecer” y “defender” sus propios derechos y su independencia económica.

“Ser indígena no es vergonzante”, afirma Iñet antes de hacer hincapié en que, en ocasiones, solo se los mira “desde el punto de vista del rostro o de la situación socioeconómica” cuando no son un pueblo pobre, sino que están “empobrecidos”.

Este empobrecimiento, explica, surge por la propia forma de ser de los mocovíes: “somos abiertos, no somos guerreros, compartimos mucho y no tenemos ese concepto de propiedad”, lo que ha facilitado la introducción de métodos económicos, financieros, de apropiación y de expansión occidentales de un mayor nivel de “agresividad”.

Iñet se trasladó esta semana a la capital argentina para debatir sobre los efectos del cambio climático en las condiciones de vida en un acto organizado por la embajada alemana que se enmarca en la celebración del Mes Europeo del Clima.

Mónica Brendecke, una de las organizadoras, apuntó a Efe que el evento busca “activar una discusión” y generar “autocrítica”, ya que falta concienciación con el medio ambiente en una sociedad que todavía tiene un “comportamiento negligente” respecto a su madre tierra.

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