¡Preocupante! Los ecosistemas colombianos están bajo amenaza
En Colombia, la mitad de los ecosistemas se encuentran bajo algún grado de amenaza y, a lo largo de su historia, el 31 por ciento de los 85 identificados en el territorio nacional han sufrido algún tipo de transformación antrópica, es decir, ocasionada de forma directa por el hombre.
Solo por nombrar un ejemplo, entre 1985 y 2005 la tasa anual de pérdida de los ecosistemas de páramo alcanzó un 17 por ciento.
Colombia Viva también recopiló información de los libros rojos de especies amenazadas y encontró que, por lo menos, el 2,22 por ciento de las especies de flora y fauna analizadas están dentro de alguna categoría de amenaza (peligro crítico, amenazada o vulnerable), según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Naranjo afirma que de las 1.853 especies de plantas evaluadas, 665 (36 por ciento) se encuentran amenazadas de extinción y que la situación de la fauna terrestre es aún mucho más preocupante, pues de 284 especies de animales, 41 están en peligro crítico; 112, amenazadas y 131 son vulnerables.
“De avanzar estas tendencias, Colombia tendría que borrar de la lista de su biodiversidad especies de abejas que cumplen funciones críticas en los ecosistemas, colibríes (Trochilidae), paujiles (Cracidae), loros (Psittacidae) y monos araña, entre otros”, dice el documento.
Sobre este punto, Naranjo señala que actividades económicas desmedidas, que en muchos casos llevan a la sobreextracción de recursos, es dramática. Esto se ve evidenciado en el estado en el que se encuentran distintos peces, tanto de mar como de río. Lo mismo ocurre con especies de plantas, especialmente de flores, como las orquídeas, y las palmas y los frailejones.
“Lo que queremos es mostrar que la pérdida de la biodiversidad compromete el bienestar de la población, y por eso es importante prestarle atención y tener modelos de desarrollo que se basen en la protección del patrimonio natural de los colombianos”, dijo el experto.
En este sentido, Colombia Viva presenta tres grandes estrategias de acción. En primer lugar, salvaguardar un espacio para la naturaleza, es decir que el ordenamiento de los paisajes naturales reduzca la pérdida de ecosistemas y elimine la sobreexplotación de recursos. En segundo lugar, crear conciencia sobre la necesidad de desarrollar sistemas de gobernanza social, política, legal e institucional efectiva para que el acceso a los recursos naturales sea equitativo.
Alarma sobre oferta hídrica
Colombia Viva también analizó el componente de servicios ecosistémicos, y uno de los hallazgos más alarmantes tiene que ver con el agua. Según el documento, para 1985 se estimaba en 60.000 metros cúbicos el volumen de agua al año por cada habitante, pero para el 2014 esta cifra cayó a 45.000 metros cúbicos. “Si esa tendencia continúa, en los próximos 40 años la oferta hídrica estaría alrededor de los 1.000 metros cúbicos por habitante por año, lo cual es muy preocupante, pues este es el límite determinado a nivel mundial parta establecer una crisis del agua”, dijo el
experto de la WWF.
Esta degradación ha venido ocurriendo, incluso, desde antes de la Conquista. Sin embargo, el área transformada por intervención antrópica en el país pasó de unos 15 millones de hectáreas, durante el período precolombino, a 42 millones de hectáreas en el 2000.
El impacto de la colonización, los cambios demográficos de la población y la introducción de sistemas de producción agropecuaria fueron los principales factores que determinaron estas modificaciones.
Las anteriores son solo algunas de las conclusiones del informe Colombia Viva, publicado ayer por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Se trata de la primera vez que este organismo internacional se embarca en un documento de este tipo para Colombia y cuyo objetivo es presentar una radiografía del estado de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos para ambientes terrestres, marinos y de agua dulce.
Según Colombia Viva, los ecosistemas que más han sufrido son el piedemonte andino, la Amazonia, la Orinoquia y las tierras bajas y selvas del Pacífico.
“El valor del este estudio está en que, si bien recoge insumos que ya existían, se encontraban desconectados los unos de los otros. Lo que logramos fue poner juntas todas estas fuentes, que hacen posible tener una mirada general sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos del país”, aseguró Luis Germán Naranjo, director de conservación de WWF.
De acuerdo con Naranjo, la información es resultado de una recopilación de cientos de investigaciones provenientes de universidades, investigadores independientes e institutos científicos, como el Humboldt, el Sinchi, el Invemar y el Instituto Geográfico Agustín Codaz-zi, entre otros. En total, fueron recogidas más de 1.000 referencias científicas.
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