Conozca la noticia que pone a celebrar a colombianos y venezolanos
Los mandatarios de Colombia y Venezuela también acordaron la creación de un centro binacional para combatir el crimen organizado y de una canasta familiar para que los venezolanos alivien la escasez de alimentos.
Luego de casi un año de cierre fronterizo, el gobierno colombiano anunció que este fin de semana serán reabiertos los 2.200 kilómetros de frontera que comparte con Venezuela. En principio, la frontera había sido clausurada por el gobierno venezolano arguyendo problemas de inseguridad, tras el ataque de un supuesto grupo de paramilitares contra efectivos de la Guardia Nacional Venezolana. Desde este sábado se permitirá primero el paso de peatones y en los próximos días podrán circular vehículos particulares y de carga.
La reapertura ocurre en un momento decisivo para el mandato de Nicolás Maduro, que afronta un desabastecimiento general de alimentos y una industria decaída, así como de numerosas críticas contra Santos por las salidas en falso en cuanto a las cartillas de educación sexual que el Ministerio de Educación elaboró junto con la ONU y los índices desfavorables del plebiscito por la paz. Para ambos mandatarios, la reapertura de este corredor económico y social es un respiro en medio de un turbado ambiente político.
Los mandatarios ratificaron los acuerdos a los que ya habían llegado las cancilleres de ambos países, Delcy Rodríguez y María Ángela Holguín, cuando se reunieron el 4 de agosto.
Primero se establecerá una cédula fronteriza, llamada tarjeta de control migratorio, que permite el paso permanente de los ciudadanos de la región y que también da a las autoridades de migración la capacidad de registrar los movimientos en la frontera. Segundo, para reforzar los operativos de seguridad contra el contrabando y la delincuencia común, se creará el Centro Binacional Contra el Crimen Organizado, una iniciativa que comenzó a tomar forma en las reuniones de junio entre los ministros de Defensa de los dos países, Vladimir Padrino y Luis Carlos Villegas. El centro tendrá sede en Venezuela.
El tercer acuerdo es la creación de una canasta básica familiar, que autoriza a las familias de ambos lados de la frontera transportar alimentos; queda por definir la cantidad de mercados por familia o persona. Esta fue una de las propuestas del gobierno venezolano, acosado por un desabastecimiento de alimentos del 82 %. La opción de transportar alimentos en tiempos de escasez es producto, justamente, del desplazamiento de más de 150.000 venezolanos hacia Cúcuta en julio, cuando se reabrió la frontera de manera temporal en dos ocasiones.
De acuerdo con el gobierno colombiano, para combatir el mercado negro de gasolina, Venezuela le venderá combustible a Colombia a precios similares a los del contrabando. El gobierno venezolano ofreció construir estaciones de PDVSA en la zona fronteriza. Según Santos, Colombia se ahorraría cerca de $45.000 millones al mes con estas medidas.
Los acuerdos favorecen, en mayor medida, al gobierno venezolano. Desde junio pasado moderó su política ante el cierre de frontera impulsado, en parte, por la crisis política y económica del país. El gobierno de Maduro enfrenta numerosos problemas al mismo tiempo: escasez de medicinas y alimentos, un revocatorio liderado por la oposición, popularidad en caída y una inflación que este año llegaría al 720 %. Alentada por la escasez de alimentos, la oposición cierra filas con un revocatorio que se realizaría en el primer trimestre de 2017 y que, según sondeos primarios, dejaría a Maduro por fuera del poder.
Entre los temas más discutidos durante la reunión estuvo el contrabando, que apalea a la industria nacional en Venezuela. La falta de materias primas (producto de la crisis del petróleo, de donde viene casi el 90 % de los ingresos nacionales) y la escasez de alimentos básicos han dado origen a un mercado negro en el que los venezolanos adquieren los productos, en ocasiones con precios 10 veces mayores que el costo regulado por el Gobierno Nacional. Los venezolanos deben enfrentar filas desde la madrugada para abastecerse durante la semana. Los precios son tan altos que, según testimonios conocidos por El Espectador, es más sencillo para los venezolanos ir hasta la frontera y comprar productos en Cúcuta o comprarlos en su ciudad e ir a otras regiones para intercambiarlos.
La zona fronteriza a la altura de Arauca es una discusión pendiente. Durante el encuentro en Venezuela, el gobernador de Arauca, Ricardo Alvarado, propuso que se realizaran trueques de alimentos con la población de esa región. El Espectador conoció que, desde hace algunos meses, los venezolanos cruzan la frontera por el río Arauca y compran productos en Colombia, luego de pagarles una suma de entre 1.000 y 5.000 bolívares a miembros de la Guardia Nacional Venezolana para que los dejen pasar. Los problemas, según Alvarado, son también de inseguridad (alta presencia de guerrilla) y falta de caminos adecuados para el transporte de mercancías.
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