Todo lo que debe saber sobre el colesterol y cómo controlarlo
Una alimentación equilibrada y sin grasas saturadas es la indicada para controlar los niveles.
El colesterol elevado en la sangre es considerado uno de los principales factores que incrementan el riesgo de padecer alguna de las enfermedades cardiovasculares que, cada año, matan 17,5 millones de personas en el mundo.
En razón a que esta semana el mundo la dedica a hablar del corazón y su salud, es pertinente conocer todo lo relacionado con esta grasa que, en condiciones normales, es una gran aliada del organismo.
Para empezar, hay que decir que el colesterol es una sustancia grasa natural que se encuentra en todas las células del cuerpo humano y que es necesaria para que el organismo funciones de manera adecuada. De hecho, la mayor parte del colesterol se produce en el hígado, aunque también se obtiene a partir de las grasas animales que se consumen con la dieta.
En ese sentido hay que decir que cumple una serie de tareas importantes, como la formación de los ácidos biliares, vitales para la digestión de las grasas. Por su parte los rayos solares lo transforman en vitamina D para proteger la piel de agentes químicos y evitar la deshidratación y por si fuera poco, a partir de él se forman algunas hormonas, como las sexuales y las tiroideas.
Hay varios tipos
En realidad los diferentes tipos de colesterol que se conocen, se derivan de la forma como se transportan en la sangre. Para entender esto, hay que partir de que la sangre conduce el colesterol desde el intestino o el hígado hasta los órganos unido a unas partículas llamadas lipoproteinas que son de dos tipos: las de baja densidad (LDL) y las de alta densidad (HDL).
Las LDL transportan el colesterol recién fabricado en el hígado y lo reparten en todas las células del cuerpo. Por su parte las HDL recogen el colesterol que no se ha utilizado en los tejidos para devolverlo al hígado para que lo almacene o lo elimina a través de la bilis.
Con base en lo anterior se ha llamado colesterol bueno al que está unido a las HDL (porque limpian) y colesterol malo al unido al LDL, porque al flotar en la sangre pueden pegarse a las paredes de las arterias y las obstruye.
Hay que entender el riesgo
Como con todas las sustancias, si sus cantidades son las justas no representan ningún problema, pero, en el caso del colesterol, si su presencia en la sangre es elevada, entonces se produce algo conocido como hipercolesterolemia.
Se ha demostrado, por ejemplo, que quienes tienen niveles de colesterol en sangre de 240 mg/ por cada 10 mililitros de sangre (dl) tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200 mg/dl.
Lo anterior, porque las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre y el que sobra puede depositarse en las paredes de las arterias y contribuye a su progresivo estrechamiento originando la llamada arterosclerosis.
También se ha demostrado que si una persona que ya tienen colesterol pegado en sus arterias decide bajarlos en su sangre y controlarlos puede lograr que el colesterol se desprenda y se elimine.
Las cifras normales
En ese contexto, es válido echarle una mirada a las cifras normales de colesterol en sangre: Normal por debajo de 200 mg/dl; Normal-alto: entre 200 y 240 mg/dl y Alto por encima de 240 mg/dl.
Para simplificar las cosas el colesterol LDL debe estar por debajo de 100- 140 mg/dl y el HDL hay que procurar tenerlo por encima de 35 mg/dl (los hombres) y de 40 mg/dl (las mujeres).
Es importante saber que al no producir síntomas, la elevación de estos niveles solo se detectan a través de un examen de sangre.
Dieta y ejercicio, buenos aliados
Una alimentación equilibrada y sin grasas saturadas, es la indicada para controlar los niveles de colesterol. La adición de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas de origen vegetal y presentes en el pescado y los aceites de oliva y de semillas son los indicados. También es importante el consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas.
Lo anterior debe complementarse con una rutina regular de ejercicio aérobico (caminar, trotar, montar en bicicleta, nadar, etc) a intensidad moderada (65-70 por ciento de frecuencia cardiaca máxima), por lo menos, 4 o 5 veces a la semana. Esto ha demostrado que aumenta el colesterol bueno y disminuye el malo además de controlar los triglicéridos que son otras grasas del cuerpo.
Cuando los niveles son demasiado alegados, además del ejercicio y la dieta es necesario el control médico que en ocasiones recomienda medicamentos específicos.
Otras cosas que vale la pena conocer
Los niños y los jóvenes pueden padecer de colesterol alto, el embarazo y la menopausia alteran los niveles normales de colesterol en las mujeres, algo que exige controles específicos; los diabéticos y obesos exigen cuidados más rigurosos de los niveles en la sangre y, por último, no hay que olvidar que el sendentarismo y el alcohol promueven la elevación peligrosa de los componentes malos de estas grasas en la sangre.
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