Un recorrido por las sorpresas que tendrá el pabellón de Francia en la Feria del Libro

 El surrealismo del cómic francés será evocado en el espacio. Seguimos los pasos de la construcción de esta ciudad invertida y contamos qué libros tendrá.

Buena parte de los cómics franceses están atados a ficciones urbanas. Los de Jean Giraud, conocido como Moebius, escudriñan los confines del inconsciente. Seres de sexo ambiguo, inmersos en los dulces letargos de la marihuana, con jazz reventándoles los oídos. Seres que se convirtieron en influencia de Ferderico Fellini, Alejandro Jodorowski, entre otros cineastas. En estas historias son frecuentes los escenarios ingrávidos, que no tocan la tierra, flotan y precipitan al abismo.

La intención del pabellón de Francia, país invitado de honor a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), es que los asistentes entren a la atmósfera surrealista de esos cómics. Si en el resto de pabellones de Corferias los estands estarán soportados en el suelo, el pabellón cuatro será una ciudad invertida compuesta por un cielo raso en cartón descolgado, plantas y luces que flotan y mallas plásticas que vencen el encierro de los muros.

“En las ciudades, los edificios suelen ser contenedores verticales. En el pabellón la experiencia será entrar a contenedores suspendidos. La gente podrá refundirse en callejones con espacio para transitar y con continuidad visual (los muros son transparentes). Un oasis entre la densidad que se vive en las ferias del libro”, dice Manuel Villa, arquitecto que lideró el diseño del pabellón.

En términos urbanos, París es una retícula dividida en diagonales. Sus manzanas pasaron de ser cuadrados a triángulos. Esta misma forma tendrá el rincón de Francia en la Filbo. Una calle interior que emula un pasaje parisino atravesará el espacio de 3.000 metros cuadrados y conectará diferentes espacios: tres librerías especializadas con capacidad para exhibir 5.934 títulos, un auditorio para 120 personas, zona de exposiciones, un café y un pasaje gastronómico.

El 80 % de los materiales del pabellón –muebles en cartón y madera, mallas plásticas, lastres– son reciclables. Para Villa, el gran desafío de la arquitectura efímera consiste en regular al máximo la materia prima de una construcción que sólo estará en pie algunas semanas. La esencia artesanal del espacio se confirma con figuras que serán elaboradas con más de 50.000 pines: imágenes que capturan los ambientes del cómic y la novela gráfica francesa.

Si en el pabellón de Macondo (2015) los visitantes entraban a una caja oscura que evocaba el espíritu de Cien años de soledad a través de instalaciones artísticas, el pabellón de Francia será un paseo de librerías. Habrá una de literatura infantil y juvenil, otra de cómic y novela gráfica y otra general. Cerca de 27.000 ejemplares estarán a la venta (es como unir la oferta de La Valija del Fuego, Casa Tomada y La Madriguera del Conejo, librerías independientes de Bogotá). Son más de 3.000 títulos en español y un poco menos de 2.500 títulos en francés.

Un paseo de librerías

Durante tres semanas, un barco viajó desde París hasta el puerto de Cartagena con 7.000 ejemplares para la Filbo. Esta es una de las importaciones de libros franceses más grandes que se han hecho en Colombia, según David Roa, director de la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI), encargados de seleccionar los títulos que se encontrarán en el pabellón.

A diferencia de los pabellones de países invitados en ediciones anteriores, para los 30 años de la Feria del Libro el país galo decidió dividir su exhibición en tres librerías. “Con eso hacemos énfasis en los enfoques de Francia en la feria: la literatura infantil y juvenil y el cómic y la novela gráfica. Esto sin descuidar el acervo cultural de unos de los países más prolíficos del mundo en literatura, artes y ciencias sociales”, explica Roa.

La curaduría empezó en septiembre de 2016 con un viaje a París. María Carreño, directora curatorial de las librerías del pabellón, visitó las principales librerías y editoriales de la ciudad. Con un archivo de 1.200 fotos y variables como la experiencia de Francia como país invitado a la Feria del Libro de Lima y el movimiento del stand francés en ediciones anteriores de la Filbo, seleccionaron los libros.

En la librería infantil y juvenil se encontrarán, por ejemplo, ediciones en español y francés de cuentos clásicos de Charles Perrault, creador de los recuerdos de infancia de medio mundo con Pulgarcito, Cenicienta, Barba Azul y La bella durmiente. También estarán las obras de referentes contemporáneos de estos géneros y que son invitados a la Filbo, como Cécile Roumiguière y Anaïs Vaugelade.

Algunos de los títulos escogidos han sido distinguidos con premios prestigiosos mundialmente, como el Hans Christian Andersen (Dinamarca) y el Bologna Ragazzi Award (Italia). También tuvieron en cuenta editoriales emergentes que han renovado el mercado del libro en Francia, el caso de L’Atelier Du Poissson Soluble y MeMo.

La literatura infantil no es un género menor en Francia: es el segundo que más se publica y se vende después de la literatura general y mueve más de un billón de pesos al año. El país galo es potencia y también pionero: fue uno de los primeros en incursionar en temas tabú con los niños, como la homosexualidad y la violencia en el hogar.

“Francia es el país que menos derechos compra para publicar libros infantiles en el mundo, casi toda su producción es local. Tienen un premio para librerías especializadas donde el 50 % de las que concursan son de literatura infantil y juvenil. Por eso es ejemplo para países como Colombia que, a pesar ganar premios últimamente, no cuenta con estands propios en ferias del libro infantiles internacionales”, considera María Carreño.

La librería de cómic y novela gráfica, por su parte, mostrará un recorrido histórico por estos géneros. De Las aventuras de Tintín, cuya primera edición vio luz en 1929, a hitos contemporáneos como Persépolis, las novelas gráficas de Riad Sattouf y de Patrice Killoffer, invitado a la feria. De ilustraciones sencillas a lápiz a imágenes explosivas con personajes híbridos. De la producción en masa de cómics –historias cortas basadas, sobre todo, en la vida de un personaje– a la emergencia de la novela gráfica –narraciones de largo aliento que no aspiran a ser sagas–.

Es una tradición y una oferta importante (1.050 títulos) que llega a un país donde las editoriales de cómic y novela gráfica no cumplen siquiera 10 años. Rey Naranjo, la pionera, apreció en 2009. Después de que la Corte Constitucional declarara el cómic como publicación cultural y, con ello, le quitaran el IVA, se abrieron paso Cohete Cómics, sello de Laguna Libros especializado en el género, y El Resplandor, proyecto que se lanzó al ruedo a finales de 2016 con una adaptación a novela gráfica de La vorágine, el libro de José Eustasio Rivera que cumple 92 años de publicación.

“El cómic es intergeneracional. La librería atraerá a los adolescentes que todavía no se animan a coger una novela y a algunos adultos que quieren compartir esas historias clásicas con sus hijos o sus nietos. También será una oportunidad: en el mercado colombiano hay pocos cómics y novelas gráficas francesas traducidas. Están casi ocultas”, comenta Carreño.

La última librería es la general. Con 3.000 títulos y 13.000 ejemplares, es la más robusta del pabellón. En ella se encontrarán ediciones especiales de autores de culto como Balzac, Flaubert y Montaigne. También estarán las vanguardias francesas, desde los primeros brotes de ruptura en 1908 hasta el impresionismo y el surrealismo.

Asimismo, novelas contemporáneas que están en el radar de los lectores de América Latina. Por ejemplo, las de J.M.G. Le Clézio y Patrick Modiano (premios nobel de Literatura), Michel Houellebecq y Emmanuel Carrère. Y novelas que recibieron el Premio Goncourt, máxima distinción literaria de Francia, y poco se conocen en Colombia. Habrá literatura y también ciencias sociales, filosofía, artes plásticas, fotografía, gastronomía y patrimonio histórico. Libros que, en últimas, penetran regiones y recovecos de Francia. La Francia que no cabe en París.

Libros franceses que se traducen por primera vez al español en la Filbo

El Programa de Ayuda a la Publicación (PAP) fue creado por el Instituto Francés de París hace 27 años. Ha contribuido a traducir y publicar más de 20.000 títulos de autores franceses y francófonos en 75 países. En 2016,  se estableció el programa en el país para la publicación de títulos franceses en español.

Catalina Gómez, del servicio cultural de la Embajada de Francia, explica que el Instituto Francés de París apoya con el 100 %  del monto de la compra de derechos. Luego, se reúne una comisión conformada por el agregado cultural de la Embajada de Francia, Christophe Chavagnux, y la curadora del Año Colombia-Francia 2017, Anne Layout, para ayudar a la traducción e impresión del libro.

La comisión firma un convenio con la editorial colombiana y ellos deciden de qué forma utilizan el estímulo: $1.500 euros en promedio. Aprovechando el Año Colombia-Francia y que el país galo es invitado de honor a la Filbo, lanzarán 20 títulos franceses que por primera vez se traducen en español y estarán disponibles en el pabellón francés de la feria.

Algunos de ellos son Mi casa, de Davide Cali y  Sébastien Mourrain (Ediciones Babel); Historia de la pareja, de Jean Claude Bologne (Luna Libros) y La liga de los filósofos fantásticos, de Jul y Charles Pepín (Rey Naranjo). El tiraje mínimo por título es de 1.000 ejemplares.

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