Tenga cuidado con las modalidades de estafa presentes en Bogotá
Según la Sijín, en lo que va de este año se han denunciado 1.077 casos en toda la ciudad.
De acuerdo con cifras de la Sijín de la Policía, en lo que va del 2017 se han denunciado 1.077 casos de estafa en la ciudad; Kennedy, Suba y Usaquén son las localidades más afectadas con 139, 133 y 108 casos, respectivamente.
Pese a las constantes advertencias y denuncias que salen a la luz sobre las diferentes modalidades que usan los delincuentes para estafar, muchos ciudadanos siguen cayendo.
Tanto el paquete chileno, una de las modalidades más antiguas, como los cheques sin fondos, la estafa inmobiliaria, las compras fallidas por internet y los múltiples engaños siguen posicionados en el ranquin de las estrategias más efectivas para hacer caer en la trampa, sobre todo, a los bogotanos.
Según cifras de la Policía, de 6.997 casos de estafa que se presentaron en el país durante el 2015, 1.379 fueron en Bogotá, lo que representa el 20 por ciento del total de casos. Y de los 9.170 casos presentados nacionalmente en el 2016, 1.798 fueron en la capital.
Los investigadores y las propias víctimas reconocen que en la mayoría de los casos la ambición es la principal causa de que la gente les siga creyendo a los delincuentes, quienes muchas veces ni siquiera renuevan sus tácticas.
La estafa inmobiliaria es una de las que más preocupa, pues es quizá la que más dinero mueve, mediante la suplantación de propietarios, los falsos anuncios y las propuestas desde el extranjero.
Recomendaciones
Las autoridades recomiendan recibir asesoría de personas idóneas en asuntos inmobiliarios, verificar los documentos de los supuestos vendedores y comprobar su autenticidad.
Además, se debe tener cuidado con la información que se publique en redes sociales y procurar no botar a la basura documentos que tengan datos personales.
Perdió $ 50 millones
Cincuenta millones de pesos perdió Luisa* cuando pretendía comprar un apartamento. Alguien conocido supo que ella estaba interesada en ese negocio y le recomendó a un amigo suyo que tenía una buena oferta para hacerle. Luisa visitó el inmueble, se sintió a gusto y ofreció comprarlo.
Firmó el contrato de promesa de venta con los vendedores, les entregó el primer monto ($ 50 millones) y esperó el día de la entrega de su nueva casa.
Casi un año después, Luisa no ha recibido el inmueble ni ninguna noticia por parte de quienes aparentemente lo vendieron, así que decidió buscar un abogado y dar inicio al proceso penal.
“Lo que pasó fue que el contrato que firmaron no era de promesa de compra, sino que era un documento donde le cedían los derechos para pelear por ese inmueble que estaba a punto de ser rematado”, explicó el abogado de la víctima, quien agregó que el paso siguiente es radicar oficialmente la denuncia en la Fiscalía.
Enamoran y luego roban
Ante la insistencia de sus amigas, Alejandra* accedió a entrar a una página web para encontrar un hombre con quien salir y entablar una relación amorosa. En febrero de este año conoció a un piloto de origen judío que viajaba por todo el mundo y buscaba una chica.
De febrero a mayo sostuvieron una relación a distancia, se veían por videollamadas, se enviaban fotos y hablaban por teléfono todo el tiempo.
El pasado 15 de mayo llegó a Colombia, se conocieron y la llevó a un concesionario porque le regalaría una camioneta. El vehículo quedó a nombre de la hija de Alejandra, él pagó todo y ella solo tenía que pagarle 2’500.000 pesos de los gastos extra. Una vez él hizo la transacción con el concesionario, Alejandra le consignó el dinero y esperó la camioneta que nunca llegó. Se dio cuenta de que el hombre no había transferido dinero al concesionario y que había huido con el suyo.
Cuando la víctima puso la denuncia en la Fiscalía, supo que hay 14 más en contra del mismo sujeto, quien aparentemente ya ha estado preso en México por estafa.
* Nombre cambiado por seguridad.
Ganó la rifa que no compró
Angie alcanzó a hacer planes con la moto que supuestamente se había ganado. Una tarde, saliendo del negocio de su abuela, encontró la boleta ganadora de una rifa. El premio era una motocicleta que costaba cerca de $ 40 millones.
Entusiasmada, llamó varias veces al número que aparecía en la boleta y quien le contestó le dijo que lo único que necesitaba era que le girara $ 800.000 para traer la moto desde Pamplona, Santander, hasta Bogotá.
Con esfuerzo juntó la mitad de la plata y justo antes de hacer el giro, buscó en internet y encontró que estaba a punto de ser víctima de una estafa. “La ambición es lo que lo hace caer a uno fácil”, concluyó.
Llamadas para pedir plata
Como si fuera poco, Angie y su abuela, hace un par de meses, recibieron, cada una, una llamada desde un número desconocido. Cuando atendieron el teléfono, un primo y un nieto, respectivamente, les pedían ayuda. El supuesto familiar aseguraba haberse metido en problemas y requería de dinero para salir de estos y recuperar la tranquilidad.
Con la lección aprendida, después de la trampa de la moto, Angie supo de inmediato que quien las llamaba era un delincuente que quería sacarles dinero.
“Mi abuela, que ya me había dicho que eso de la rifa era un robo, cortó la llamada y no cayó”, dijo Angie.
Los delincuentes también escriben mensajes de texto a sus posibles víctimas pidiéndoles ayuda.
ANA MARÍA OCORÓ LOZADA
Redactora de EL TIEMPO
* Nombres cambiados por seguridad
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