Crean piel artificial que puede sentir
Este desarrollo abre la posibilidad para que personas con prótesis recuperen el tacto.
Científicos de la Universidad de Standford, en California (EE. UU.), crearon una piel artificial experimental capaz de sentir los objetos. Aunque se encuentra en las primeras etapas de su desarrollo, presenta la oportunidad de mejorar el control de las prótesis y minimizar o eliminar la sensación de “miembro fantasma” que afecta al 80 por ciento de los amputados, según los científicos.
La investigación, dirigida por Alex Chortos y Andre Berndt de la Universidad de Stanford, fue publicada este jueves en la revista especializada ‘Science’. Los expertos utilizaron circuitos orgánicos flexibles y sensores de presión para reproducir la sensibilidad de la piel para el desarrollo de su alternativa.
Los científicos lograron transmitir señales sensoriales a las células cerebrales de ratones de laboratorio por medio de la optogenética, un campo que se basa principalmente en una proteína que tiene la propiedad de activarse con la luz azul, según explicaron.
El mayor logro, entonces, fue convertir la presión estática de un objeto sobre la piel, en señales digitales comparables a los diferentes grados de resistencia que puede detectar la piel humana.
Para fabricar los sensores utilizaron nanotubos de carbono de forma piramidal, que son eficaces para canalizar las señales del campo eléctrico de los objetos próximos.
En un artículo publicado también en la revista ‘Science’ y donde se comenta este estudio, Polina Anikeeva y Ryan Koppes, del laboratorio de investigación electrónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), escribieron que reproducir las propiedades mecánicas y las funciones de la piel “es un desafío difícil de ingeniería”, aunque consideraron prometedora la investigación.
Estos científicos, que no participaron en el estudio, destacaron la aceleración de los progresos en el campo de los circuitos electrónicos flexibles y orgánicos que permiten desarrollar miniaturas de sensores epidérmicos.
AFP – ELTIEMPO.COM