Los errores más comunes que se cometen en el gimnasio

Los dispositivos móviles suelen ser distraer a las personas durante sus rutinas de ejercicios.

No todas las personas tienen la voluntad de salir a la calle a hacer ejercicio y de establecer una rutina de entrenamiento de manera individual, por lo que la solución que suelen encontrar es “forzarse” a dedicar horas del día a la actividad física inscribiéndose en un gimnasio.

Lo malo es que esta “voluntad” suele ser pasajera y tan sólo un pequeño porcentaje logra alcanzar una regularidad en sus entrenamientos.

José Miguel del Castillo (@JosemidCastillo) advierte sobre los riesgos de no seguir un plan personalizado de entrenamiento.

El resto encuentra cualquier tipo de excusas para justificar su falta de continuidad y quizá la más común es el poco progreso que sienten que han logrado a pesar del tiempo dedicado.

El problema es que ese progreso no sólo va relacionado solo con el esfuerzo que se aplica a la hora de hacer ejercicios sino también con la forma en la que se llevan a cabo, la cual suele ir acompañada de una serie de errores que comúnmente se cometen en los gimnasios.

En BBC Mundo consultamos al especialista en el entrenamiento personal José Miguel del Castillo, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, para hacer una lista sobre los errores que se cometen con más frecuencia.

1. Los que lo saben todo. Es el que llega al gimnasio y no pide ayuda a un profesional especializado o al monitor de sala y comienza a hacer ejercicios imitando a los llamados usuarios “pro” con mucha más experiencia.

¿5kg? ¿10kg? ¿20kg? El progreso en un gimnasio depende mucho de la forma en la que se hace el ejercicio.

 

 

 

“Hay que tener cuidado con el ‘café para todos’, lo que es bueno para uno puede ser perjudicial para ti”, aclara del Castillo.

2. Los amigos. Suele ocurrir durante las charlas en los momentos de recuperación. Se pide consejos a amigos u otros usuarios en lugar de acudir a los profesionales en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.

3. Los que hablan. Está claro que ir a un gimnasio brinda la posibilidad de socializar con los otros usuarios, pero abusar de esta práctica va en detrimento del entrenamiento.

Uno de los beneficios de ir a un gimnasio es la interacción social, pero hay que tener cuidado para mantener el rumbo hacia el objetivo principal: hacer ejercicio.

 

 

Otro elemento surge con el avance de los nuevos dispositivos móviles, que facilitan las conversaciones por teléfono y distraen a las personas del ejercicio que están realizando.

“Están más pendiente del móvil o de hablar con el resto de usuarios que del propio entrenamiento y no respetan los tiempos de descanso entre series”.

4. Los que “entrenan el ego” en vez del cuerpo. Del Castillo explica que el problema es que se “utilizan cargas superiores de las que somos capaces de emplear, realizando el gesto técnico mal, con riesgo de lesión o ineficacia del entrenamiento”.

 Hay que tener cuidado con abusar en las cargas o la intensidad del ejercicio si se quieren evitar lesiones.

 

 

 

“Ocurre generalmente en chicos que quieren demostrar que están fuertes al resto de usuarios de la sala y con una personalidad competitiva. Es un gran error que puede tener sus consecuencias”.

5. Los que miran el reloj. La cantidad de horas, tiempo que se pasa en un gimnasio, no siempre garantiza que el ejercicio sea sea eficiente, ni que se esté logrando una progresión.

“Ocurre por dos causas”, alertó el licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, “porque se pierde tiempo en exceso o se cree que cuanto más ejercicio es mejor, lo que no siempre es así”.

Las horas pasan y el progreso disminuye. No por estar mucho tiempo en un gimnasio quiere decir que se conseguirán los objetivos deseados.

 

 

“Esto último conduce a fatiga, sobre-entrenamiento, lesiones, o abandono por no poder compaginarlo con la vida social. Una hora para la mayoría es más que suficiente”.

6. Los que disfrutan el dolor. “Cuantificar la eficacia de un entrenamiento en base a las agujetas o la congestión muscular. No tiene fundamento científico que lo sustente”.

7. Los impacientes. Abarcar varios objetivos simultáneamente no tan es eficiente como concentrar el esfuerzo en un objetivo por cada periodo de entrenamiento.

El que abarca mucho poco aprieta. Es mejor hacer sesiones cortas pero con un objetivo específico que largas jornadas de entrenamiento.

 

 

“Sí se puede ganar músculo y perder grasa a la vez, especialmente en sedentarios, pero no es la forma merjor para deportistas habituales”, dice del Castillo. “Un coche será deportivo o todo terreno, mientras que un híbrido no destacará en ningún terreno”.

8. Los eufóricos. El exceso de motivación puede guiarnos a cometer errores importantes que suelen terminar en lesiones.

“Sobreestimar nuestras capacidades o incorporar a nuestra rutina métodos o ejercicios demasiado avanzados hace que se vayan quemando etapas antes de tiempo y se produzca un estancamiento precoz”, advierte el experto en preparación física.

9. Los que están entre beber y no beber. Ni mucho, ni poco, ya que hay que hidratarse lo justo (aunque lo más frecuente es que las personas tiendan a estar deshidratadas). La falta de hidratación provoca fatiga, mareos, peor recuperación, calambres musculares, o incluso tendinitis. También puede haber aumento de la frecuencia cardíaca.

El consumo de líquidos debe de ser constante, pero hay que tratar de evitar el exceso.

 

 

 

“Beber antes, durante y después. No esperar a tener sed porque ya es tarde”, fue la recomendación de del Castillo.

El otro punto es para los que se exceden en el consumo de líquidos (más de 7,5 litros al día), lo cual puede ocasionar una peligrosa dilución excesiva del sodio en la sangre (hiponatremia).

El sodio es un mineral fundamental para diversas funciones del organismo (musculares y neurológicas).

10. Los que no saben cómo vestirse. Aquí la variedad va desde los que utilizan lo primero que encuentran en el armario hasta los que están más pendientes de la moda y de cómo se ven que de lo práctico de las prendas.

“Al utilizar tejidos que no transpiran o no son elásticos se limita mucho los movimientos del cuerpo. Hay que evitar utilizar ropa de calle, bañadores, etc. y especial cuidado con pulseras, collares y pendientes que se pueden enganchar fácilmente”, concluye del Castillo.

bbc.com