Descubre dónde tienes un segundo cerebro (y lo que puedes hacer con él)

Las personas tenemos un segundo cerebro en el intestino, donde tenemos unos 100 millones de neuronas, el equivalente en tamaño al cerebro de un gato.

¡Esta es la razón por la que muchas de nuestras emociones están conectadas a nuestro sistema intestinal!

Este segundo cerebro se conoce como Sistema Nervioso Entérico y de su estudio se ocupa una ciencia relativamente nueva, la neurogastroenterología.

¿Cuál es su función?

Controlar los 25 centímetros de esófago, 30 de duodeno, 6 metros de intestino delgado y 1.5 de intestino grueso, una de las partes más importantes y delicadas de nuestro cuerpo.

¿Cuándo se descubrió?

En 1921 por el investigador inglés John Newport Langley, pero no fue hasta 1996 cuando se le comenzó a dar importancia gracias a Michael Gershon, jefe del Departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Columbia, quien descubrió que el 90% de la serotonina(responsable de nuestra felicidad) se halla precisamente allí abajo, en las neuronas del intestino.

¿Entiendes ahora por qué al estar nervioso antes de un examen o una reunión te duele el estómago, por qué te estriñes cuando nos estresamos por carga de trabajo o por qué sentimos mariposas en el estómago cuando tenemos un flechazo?

Comparte para que todos y todas sepan que, de verdad, dos cabezas piensan mejor que una y que es muy importante cuidar de ambas.

Las bacterias intestinales condicionan incluso la personalidad. Un experimento ha demostrado que al inyectar a ratas sanas la microbiota de otras con rasgos autistas, las primeras desarrollaron el mismo comportamiento antisocial. También en humanos se ha comprobado que aquéllos con problemas de conducta tienen diferencias esenciales en la flora intestinal que otras personas sanas. Lo que muestran estos avances es que modificar la capacidad mental humana no sólo puede conseguirse a través del cerebro.

«Cambiar la flora bacteriana intestinal predeterminada puede variar la conducta», afirma el doctor Fernando Carballo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva. Un cambio en la dieta para estimular los intestinos podría abrir campos muy interesantes para curar determinadas enfermedades neuronales, cree este experto. De hecho, los trasplantes fecales -sí, existen los donantes de caca-, han demostrado ser más eficaces que algunos antibióticos para curar enfermedades como el colon irritable.

«La interacción entre cerebro e intestino está comprobada y eso abre la puerta al futuro», afirma el doctor Carballo. «Aunque aún queda mucho para que se pueda mejorar la calidad de vida de esquizofrénicos o autistas a través del equilibrio bacteriano».

LOS “SENTIDOS” DE NUESTRO ESTÓMAGO

Memoria: La proteína que quema la grasa corporal se encarga también de la memoria; por eso los obesos son más propensos a la demencia.

Bienestar: El estado de ánimo se aloja en el estómago, ya que ahí se produce y almacena el 90% de la serotonina, la ‘hormona de la felicidad’.

Sueño: Cuando relajamos las tripas, nuestras neuronas estomacales producen benzodiazepinas, que relajan e inducen el sueño.

Estrés:Ante una emergencia, el cerebro toma energía del intestino. Las tripas se ‘rebelan’ y envían señales como malestar estomacal.

Gula:Las billones de bacterias que se alojan en el intestino eligen sus propios nutrientes para prosperar: a veces son más golosas que tú.

Miedo:El pánico hace que el cerebro espante al intestino grueso. Éste ya no dispone de tiempo para absorber líquido y el resultado es diarrea.

https://www.youtube.com/watch?v=NdrlgVo1wzE

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