Cómo terminar un ciclo y afrontar un nuevo cambio en su vida

Mucho se habló en días pasados sobre los grandes cambios que acontecerían en diciembre y la finalización de un ciclo según el calendario maya. Aunque el mundo no llegó a su fin, sí sigue cambiando y transitando por distintas etapas, al igual que lo hacemos nosotros, pues los ciclos no están presentes solo en el calendario.

A lo largo de nuestra existencia enfrentamos diversas situaciones que dan inicio o finalizan una etapa de nuestras vidas.

Todos, en algún momento, debemos enfrentar el fin de una etapa y el comienzo de otra. Desde los cambios naturales que vienen dados por la edad, como pasar de niños a adolescentes o de adolescentes a adultos, hasta aquellos que debido a situaciones específicas como terminar una relación amorosa, casarse, cambiar de trabajo o trasladarse de ciudad.

Finalizar una etapa en la vida no debe hacerse únicamente a comienzos de año.

Un ciclo representa una serie de vivencias que marcan la vida da cada uno. Dichas experiencias pueden tener distinta intensidad y repercutir de manera más o menos profunda dependiendo de qué tanto nos involucramos, qué tan larga ha sido una etapa y quiénes y cómo intervinieron en nuestra vida.

Así mismo, pueden dejarnos experiencias tanto agradables como desagradables y distintos aprendizajes que nos ayudan a madurar, a adquirir sentido de realidad, confianza en sí mismos, a ser más fuertes y a valorar lo que somos.

La forma en que se afrontan los cambios determina en gran medida la satisfacción que una persona tenga con su propia vida, y con sentirse plena y feliz con lo que tiene y lo que se hace.

Frente a dichos cambios es posible que muchos se aferren al pasado o por el contrario, integren cada acontecimiento a la propia experiencia y deseen o les sea más fácil continuar con la vida.

Sin embargo, para saber finalizar un ciclo y estar dispuesto a iniciar uno nuevo se requieren de ciertas decisiones claves, como las que se resumen en seguida.

1. Identificar los momentos

Es importante saber en qué momento debemos cerrar un ciclo; como por ejemplo, cuándo es sano terminar una relación o cambiar de trabajo, y cuándo estamos listos para iniciar una nueva etapa. Aprender a identificar cuándo llega un cambio, o cuándo trascender una situación nos permite anticiparnos y estar más preparados. Ignorar el cambio no va a hacer que este no ocurra.

2.Asumir los sentimientos

Todos los cambios producen movimientos emocionales, sentimientos mezclados de alegría, tristeza o nostalgia. También miedo e incertidumbre de lo desconocido y ciertas dificultades. Aceptarlo es parte del proceso de adaptación al cambio. Igualmente, es posible manejar estas emociones para que no sean tan intensas y prolongadas en el tiempo.

3. Desapego

Vivir en función del pasado hace que perdamos la capacidad de disfrutar del presente y de construir el futuro. Aprender a desprenderse no significa abandonar o huir de una situación. Más bien es enfrentarla y poder observarla desde afuera sin que el cambio nos genere sufrimiento. A lo largo de la vida encontraremos momentos felices y otros insatisfactorios y seguramente será más difícil aprender a desprenderse de los primeros. Cuando ha habido experiencias o etapas difíciles es clave aprender a perdonarse y a perdonar a los demás. Las culpas solo generan más malestar y no permiten desapegarse.

4. Aprender de la experiencia

Cerrar un ciclo no es olvidar o negar la experiencia. Es importante integrar a nuestras vidas todos los aprendizajes para continuar y comenzar nuevos ciclos. El no hacerlo implica desechar experiencias que pueden ser constructivas.

5. Aceptar el cambio y continuar

Para avanzar debemos llenarnos de positivismo y buena energía, renovar nuestra actitud, esperar lo mejor y trabajar para conseguirlo. El mundo está siempre en constante cambio. Nosotros podemos decidir fluir con él o estancarnos en tiempos pasados.

María Elena López Jordán
Psicóloga de familia www.inteligenciafamiliar.com
Especial para EL TIEMPO