En julio visite la exposición ‘El mundo según Mafalda’ en Bogotá

¿Dónde y cuándo?

Hasta el 31 de julio. Lunes a viernes, de 8 a. m. a 6 p. m. Fin de semana y festivos, de 10 a. m. a 7 p. m. Museo de los Niños. Calle 63 cra. 60, Bogotá. Informes: Tel. 745- 7722 y ticketexpress.com.co. Boletas: de 21.000 a 32.000 pesos. Hay pasaportes especiales.

El Citroën 2CV de la familia de Mafalda muestra la clase media argentina de los años 60. Allí van el padre de la niña; Raquel, la mamá; Guille, el hermanito, y ella, la increíble, la insustituible Mafalda.

La escena es parte del universo de este personaje, uno de los más queridos del continente, una historieta que ha sido traducida a más de 20 idiomas, incluso al guaraní, y con versión en braille.

Ese universo, pero completo, con amigos, espacios de la casa e ideología, es lo que se puede ver en las 13 estaciones de ‘El mundo según Mafalda’, la exposición que llegó al Museo de los Niños de Bogotá y que irá hasta el 31 julio.

Mafalda tiene casi 53 años de haberse publicado por primera vez gracias a la magia de Quino, su creador. Vio este mundo el 29 de septiembre de 1964, en la revista argentina semanal Primera Plana, en la que aparecieron inicialmente dos tiras por edición, protagonizadas por ella y su papá.

Un mes después, apareció la gran y estoica Raquel, madre de Mafalda, y en enero de 1965, uno de sus grandes amigos, Felipe.

Esta línea, de principio a fin, se ve en la muestra, en la que los visitantes pueden disfrutar de un recorrido de hora y media para, entre otros, conocer a Mafalda (pensando en los niños) y volverse a enamorar, aprender más, verificar la información de la memoria, sentir nostalgia y cuanto más hecho emotivo se les pueda ocurrir a los visitantes adultos.

Sabina Villagra, argentina y curadora de la exposición, cuenta que la muestra “nació como proyecto del Museo de los Niños Barrilete de Córdoba (Argentina) en el 2007. Su fin era acercar a los niños a los íconos del país”.

Cuenta que estos sí se reflejan en el personaje, “porque es una excelente puerta de entrada para leer historietas. Les ofrecemos recursos creativos para que tengan aspectos en común luego de que en el recorrido les contamos qué le gustaba a Mafalda y qué no”.

En este punto brillan los afectos del personaje, entre ellos los Beatles, el Llanero Solitario, la libertad, la paz, la democracia y los derechos de los niños, y los que no: la sopa, las moscas, el Pájaro Loco, las armas y la guerra, son debatidos y analizados con los niños.

“Además, les contamos cómo se vivía en los 60 y a ellos les despierta mucha curiosidad que la televisión era en blanco y negro y que los teléfonos tenían un cable. Los niños colombianos también son muy curiosos por naturaleza ¡y de seguro irán a ver qué hacía Mafalda con todo eso!”, dice Villagra.

En esta exposición hay espacios con cojines para ver películas en un televisor en blanco y negro, entre ellas El Santo, Los Picapiedra y el Llanero Solitario, y otra con un tele a color para ver apartes de la serie animada de Mafalda.

También presenta letreros con la tipografía manual que Quino le dio a la historieta e imágenes del comedor, la cama y la sala del televisor de la casa de Mafalda, entre otros, por los que, al paso, se oyen los pormenores del personaje.

El 25 de junio de 1973, Quino dejó de publicar la historieta. Mafalda no vio muchos hechos históricos porque se quedó en su momento, pero sí saltó al mundo digital en e-book, una aplicación para iPad y las redes sociales. 

Ahora, sus seguidores la pueden ver y sentir en directo, “y los que la conocen, poner este sentimiento por ella a flor de piel, dándonos la oportunidad de recordar, en nuestra geografía, dónde y cuándo Mafalda entró en nuestras vidas”, dice Villagra.

De hecho, tiene historias para contar sobre lo que ha sucedido en las exposiciones, “como en São Paulo (Brasil), donde un joven solicitó permiso para pedirle matrimonio a su novia en presencia de Mafalda, o en Barrilete, donde una señora quiso celebrar su cumpleaños 70 en la exposición, acompañada de diez amigas”, sigue.

Sí, Mafalda forma parte de muchas generaciones que se solidarizan con lo que ella odia y le son fieles a lo que representa.

eltiempo.com